"...El  tío Pedrito después de nuestras múltiples travesuras  y  las de otros  pequeños  exploradores  que rondaban aquellos pagos consiguió un perro  guardián que lloraba desconsoladamente en su incipiente  casa solitaria.  Nos produjo tanto dolor verlo allí abandonado que -era  un cachorro de  piel canela, de ojos miel, de pelo suave y cortito- intentamos  acercarnos todos los días para que disfrutara de compañía.  Si el  dueño  supiera...
 Nos tiramos al suelo   y  él se mostraba expectante, le pusimos Rulfo porque apenas sabía  ladrar y emitía un buf buf muy extraño. En nuestro primer encuentro  aunque bufó exageradamente,  en realidad estaba muerto de miedo.  Nuestras visitas se acompañaron de trozos de carne, parte de la merienda  y  caricias. Aunque no solíamos demorarnos porque su dueño, hombre de  costumbres imprevisibles, aparecía en cualquier momento.
   ¡La ultima caricia, eh! dijo Miguel, dejándose lamer la mano por aquella  hermosota lengua rosada y ojos castaños.
Tiramos la bolsa del otro  lado (la cantimplora de metal parecía la tierra achatada por los polos),  un ruido sordo anunció su aterrizaje.
Escalamos la muralla con  rapidez y del otro lado del sendero oteamos  al dueño abordando el  comienzo.
De pronto me quedé sin aire, no podía bajar y el corazón  latía con aplomo, las piernas no me respondían y el sudor se concentraba  sobre mi frente.
 Miguel comenzó a gritar. 
   -¿Pero qué haces? Baja, bajaaaaa.
Las manos se clavaron en lo alto del muro  de ladrillo resitiéndose a soltarse. Mi amigo tuvo que venir a rescatar  mis dedos para que pudiera saltar.
Avergonzada,  pasamos todo el  camino  pedaleando con fiereza, yo delante. No me podía explicar por qué  me quedé allí sujeta y no quería que pensara que era una cobarde.
 Cuando  comprobamos que aquella ruta cada vez se desviaba más de la carretera y  el sol ya no picó, decidimos regresar por temor a la noche. Para regar  un huerto no se precisaban tantas horas. 
Con el estómago engarruñado  cambiamos el sentido de la marcha. Nos dolía todo, pero lo peor fue mi   orgullo. Me  lanzaron   de un mazo al pozo. 
Caía el sol  dibujando fraguas de llamas  rojas sobre el horizonte. Cuando alcanzamos los álamos se oía croar las  ranas a lo lejos, y en el fango, al comienzo del trayecto la sombra  inquieta de los árboles resultaba dantesca. La piel se ponía tensa y se  erizaban los pelillos, las venas parecían grietas moradas  sobre las  piernas y apretamos el paso con la respiración entrecortada.

   -¿No oyes? -.Un susurro de voz ronca me atravesó los oídos. Tan aspera me  pareció que no reconocí en ella  a mi amigo. Un graznido y el batir de  alas de los murciélagos en estampida lograron el resto, monté sobre la  bicicleta y aunque pisaba agua salí yo también disparada, el barro se  proyectó  hasta la cabeza, pero éste no era el momento de quedarme  quieta. No miré atrás por si acaso alguno  de aquellos voladores  se  convirtiera en vampiro, zumbaba el aire en la tibia oscuridad.
Nos presentamos  en casa en un tiempo  récord bajo la luz chispeante de Venus  y la penetrante mirada marfil de  la luna.
Razoné bien, se armó  la marimorena, aunque en secreto  me alegré de me castigaran unos días  sin salir para curarme las heridas. 
Nos despedimos con un mustio y  apesadumbrado adios, y sin querer mis ojos se posaron en el cuello de  Miguelito para comprobar que no  lo habían mordido .
Aquella  noche aseguré la ventana de mi cuarto, miré a la luna por si acaso  desenmascaraba siluetas de alas negras y dormí con la cabeza bajo las  sábanas. 
 
 
 
1 comentario:
("esto quizás no viene a cuento pero...")
Te confesare algo; me dan envidia las personas cuando comentan sobre su infancia.
Yo, no sé porque; pero prácticamente tengo una veintena de recuerdos... desde los siete años hacia abajo. Aún intentando esforzarme no soy capaz de tener muchos recuerdos más.
Unos de ellos, son los murciélagos que convivían en los alrededores de la antigua casa de mi abuelita. Lo que escribiste me hizo recordar un poco más (quizás) jeje. Me hizo ver en mi mente, a mi hermana corriendo por el ruido de estos jaja.
Supongo, que solamente puedo decir, gracias. Por hacerme recordar. ;)
Ojalá algún día sea capaz de recordar más. . . =[
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