Yo hubiera querido ser sombrero, el del loco sombrerero de Alicia
, o al menos un habitante asiduo de ese paraje bullicioso donde el
fieltro podría ser lo de menos. Hubiera alentado desde lo enhiesto
de mi copa, o mi achaparrada y decrépita copa un suspiro de
idea como ... como una nubecita pequeña y fecunda que
disparase sus gotas en una cabellera inquieta, quizá una
calva enorme y prodigiosa, unas trenzas largas, pródigas. Yo sería
un diamante de sombrero con montones caras y colores donde un
láser pudiera escribir notas, impulsos que azuzaran el
in-te-lec-to de mi afortunado poseedor -a, pero en realidad no me
dieron alas para volar, ni rayas, ni un troco con vistosas
hojas. Por eso me temo que no me verás por más que transite tus
techos: me dieron 8 acróbaticas patas, dos carrillos potentes y un
prodigioso abdomen con el que tejo atrapasueños, y escribio las historias
que transitan el suelo.
Telangectasias made in Anagnorisis
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