domingo, 21 de mayo de 2017

La mujer de Van Gogh






No se cortò un pelo, sin prejuicios le importaba un pimiento que pensaran "que eso no tenía nada de académico". Tomó el pincel al revés y empezó a marcar el cabello hasta desliar cada rabejo verdoso. El rostro resultaba muy plano para su edad, sí, pensó mientras se rascaba la superficie donde antes estuviera el lóbulo de su oreja. Todavía le picaba aunque hacia tiempo que había desaparecido. Descargó las mejillas recortando timidos fragmentos de madera. ¡Esa era ella!

Yo la conocí el otro día, está en el Museo de Arte Moderno de Madrid. El sello es de Van gogh.
Texto e imagen: Ana Ruibarbo.

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