Simplemente supe que habíamos encumbrado los pasos de alguien cuya vida en lo cotidiano poco tenia que ver con las hechuras de la costumbre. Y quise -por un instante- colocarme en su piel.
Descubrí entonces las rozaduras hirientes, la fricción constante para moldear las cosas a la medida de su propia perspectiva; el resultado que el arte produce en los escultores del aire, la metereorizaciòn de sus propias carnes convertidas en Poesia Viva.
Ana Ruibarbo- Rico: Imágenes y texto.
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