domingo, 16 de julio de 2017

Un colofón de calor



Habíamos roto aguas apenas unos días, salimos del Nautilus,  y ya a salvo del tiburón martillo nos adentramos en la planicie de Tierra de campos. Decían los telediarios que nos pusiéramos a resguardo pues el dios sol habíase puesto justiciero y sus rayos podían aniquilarnos silenciosamente, con sigilo y paciencia. Habíamos oído hablar de un festival de teatro en la linde con varias provincias - la comarca no era territorialista a la manera del país- y nos embarcamos rumbo a FETAL, atravesamos Zamora, Palencia, León  y llegamos a un pueblecito de Valladolid, un minúsculo lugar donde de la tierra surgió una escultura y un festival de teatro. El dios amenazaba con su incendiario rumor : ¡No salgas a la calle o morirás! Era verdad pues las leyendas cuentan que nunca unas temperaturas altas tan seguidas habían engullido así la humedad. Desde la carretera, durante el camino al alba, contemplamos cómo el vapor de agua se desprendía de la tierra ascendiendo en busca del astro ejecutor, a su lado las avutardas buscaban en el frescor un momento de tranquilidad, luego la guerra del cazador  volvería  a comenzar.  Incluso este fuego que nos sometería al delirio puede ser representado.






La imagen es de Manuel Perez, un autor marciano, el texto mío.

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