Por un lado la agricultura intensiva convierte el campo en un lugar insalubre, hinóspito, por el otro la contaminación de las ciudades no desaparece; se desplaza a kms de distancia gracias al viento. (Ejemplo: cómo afecta las nube de Madrid a Guadalajara- ciudad a 50 kms de distancia- y cómo muchas mañanas parece que el Vesubio ha marcado el lugar con cenizas). En España hemos perdido ya 95 millones de pájaros en un periodo de 20 años. ¿Cuántos millones de insectos? Nosotros somos partes de ese ciclo de la vida, si las zonas rurales no mantuvieran sus bosques no habría reequilibrio. El ecosistema no entiende de fronteras en los mapas, no entiende de renta per cápita de ciudad y pueblo. Tú me das oxígeno y yo te doy C02 más metales pesados. ¿No estaremos mirando el mundo con una mente muy localista? Quizá cuando queramos darnos cuenta de que no somos ciudadanos de un pueblo o ciudad, ni siquiera de una nación, sino de un pequeño planeta sea tarde para reaccionar.
Lo que tú contaminas me afecta
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