viernes, 11 de mayo de 2018

Donde tus pies te lleven

Sonaba un ulular muy bajo, una melodía tísica por momentos hasta que desapareció en el umbral del silencio. Rompía septiembre, la segunda quincena, decían que se avecinaba un vendaval y agua, nubarrones que inaugurarían el otoño. Y así salimos, pertrechados de chaquetas y paraguas, zapatillas por si acaso, y el sol nos arreó con la fuerza de un pelotari en el frontón.  También decían que no debería una fiarse del "hombre del tiempo" y eso  que tarde o temprano las isobaras bajarían. Y lo hicieron, pero aún tardaron tres días, mientras nos coronamos con la curiosa decoración del portalón.

Donde tus pies te lleven


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