lunes, 23 de agosto de 2010

Tribulación



Pasó su mano cálida sobre  mi espalda, y acarició mi nuca atrayendo hacía sí  mi cuerpo, entonces lo sentí.
Una segunda piel aterradoramente fría también me asía bajo su abrazo, y surcó sus garras arrascando mi dermis.
 Abrí los ojos y la contemplé.
 Abrió su boca y los dientes se afilaron como agujas en una mueca mezcla de amarga risa, su lengua se expandió  dejando detrás un agujero  negro de absorción, su cuerpo por momentos se diluía en el aire, salvo su mano

 Las uñas afiladas se quedaron clavadas allí como muestra de su poder, la evidencia de su deseo se convirtió en mi desazón.

 

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